Los dientes de los caballos están formados por minerales tales como calcio, fósforo y magnesio, los cuales brindan la dureza del diente formando la dentición temporal conocido como dientes de leche, o la dentición permanente.
Debido al desgastes que estos van presentando a medida que van creciendo, permiten conocer la edad del caballo. examinando los dientes incisivos y los molares.
Los potros al nacer cuentan con dos dientes de leche o incisivos temporales, luego al mes de vida aparecen nuevos dientes teniendo 4 dientes incisivos temporales y 3 molares temporales a cada lado.
De los 6 a los 9 meses nacen dos nuevos incisivos temporales. a los dos años de vida el potro tendrá todos sus dientes de leche.
A los dos años y medio o tres comienzan a caer los dientes de leche, siendo sustituidos por los primeros incisivos permanentes.
Con la hilera de incisivos el caballo dispone a arrancar la hierba, posteriormente a estos se presentan los colmillos (presentes únicamente en machos); estos saldrán luego que el animal tenga entre los 4 y los 5 años.
A los 5 años el caballo ya tiene la totalidad de su dentadura permanente formada por doce incisivos, comenzando a formarse una cavidad oscura en la superficie superior de los incisivos.
a los 6 años la cavidad oscura sobre los incisivos a disminuido el tamaño.
A los 7 años se forma lo que se conoce como "angulo de los 7 años" ya que la parte trasera de los dientes se ha desarrollado una pequeña proyección.
a los 8 años las cavidades son muy similares en todos los dientes y el "angulo de siete años ha desparecido"
Sirve para indicar la edad del caballo entre los diez y los treinta años. Aparece a los diez años como un pequeño canal en la cima del ángulo del diente. A los 15 años ya llega a la mitad del diente y a los 20 alcanza su base. Entonces comienza a llenarse y a los 30 el surco ha desaparecido.
Al fondo de la boca, se encuentran seis muelas a cada lado, arriba y abajo los molares. De ellas el caballo se sirve para triturar el alimento, un trabajo que provoca su desgaste si bien la parte que sobresale de la encía se mantendrá prácticamente igual, puesto que la muela sigue creciendo. En ocasiones el desgaste es desigual, lo que provoca la aparición de puntas cortantes que deberemos raspar para no provocar daños ya que pueden lesionar la lengua o el interior del carrillo.
Además de los dientes, en la boca encontramos la lengua, cuya principal misión no es otra que la de actuar como “cinta transportadora”, para arrastrar el alimento hasta las muelas y de allí, una vez triturado, hasta la garganta. La lengua dispone además de glándulas salivares que desprenden un líquido con enzimas que ayuda a descomponer el alimento, de manera que se da comienzo al proceso digestivo.
Pero la lengua no tiene únicamente esta labor, el caballo también la utiliza como forma de estrechar lazos, tal y como podemos ver cuando la yegua lame a su potro, incitándole para que se ponga de pie.